Aunque parezca raro, a día de hoy, en las farmacias seguimos elaborando medicamentos. Es lo que se llama “Formulación Magistral”.
La formulación magistral se utiliza allí donde el medicamento elaborado por la industria farmacéutica no llega. Es habitual utilizarla en pediatría, pues hay muchos medicamentos comercializados que no pueden fraccionarse lo suficiente como para que los utilicen un niño o un bebé y también en dermatología, puesto al ser medicamentos de muy rápido uso permite minimizar el uso de conservantes y asociar principios activos en una misma formulación.
Para poder elaborar medicamentos, la farmacia tiene que contar con un laboratorio dado de alta por los Servicios Farmacéuticos de la Comunidad Autónoma que deberá cumplir distintos requisitos en función del tipo de medicamento que se vaya a elaborar (formas tópicas, cápsulas, inyectables,…) e implantar un sistema de Procedimientos Normalizados de Trabajo que aseguren la eficacia y seguridad de la fórmula
Yo creo que a todo farmacéutico, como científico que somos, nos gusta meternos en el laboratorio de vez en cuando, así que cuando llegué a la farmacia, acredité el laboratorio para formas tópicas, soluciones, cápsulas, óvulos y supositorios, si bien pronto me di cuenta de que era inviable abarcar tanto y a día de hoy sólo realizo las fórmulas más sencillas en mi laboratorio y el resto se podría decir que las “subcontrato” a una farmacia de Valladolid capital especializada en ello
Esta semana, sin embargo, nos ha tocado meternos en el laboratorio para formular. Nada especial, una solución de sulfato de cobre, pero me ha valido de excusa para daros a conocer un poco esta faceta de la farmacia.
Espero que os haya resultado interesante
Hasta la semana que viene